La arquitectura ecológica, innovación, desarrollo e investigación se unen ya hace tres mil años en Persia, allí se encuentran las ruinas de un ingenio arquitectónico que conjugaba las fuerzas del viento y del agua, en un molino de viento que molía grano y bombeaba agua. Se juntan cañas creando paletas verticales que giraban en torno a un eje central; se levantaban paredes exteriores asegurándose que el viento actuara con potencia bidireccional según se deseaba, de esta forma se automatizaban tareas que se venían haciendo de forma manual usual y diariamente.